María, por su fe y por su participación en el
misterio del Hijo, es reconocida como modelo extraordinario de la Iglesia y se
convierte en Madre de la humanidad. Nuestra Congregación nace bajo la
protección e inspiración de la Madre del Redentor, con la advocación de María
Santísima de las Mercedes. Ella es el
centro de nuestra devoción y ternura, y el imán poderoso de nuestro amor y
cariño. La contemplamos como modelo de consagración al Padre, como
discípula en el seguimiento del Hijo y en docilidad al Espíritu. Nuestra
relación filial con Ella es camino de compromiso en fidelidad a la vocación y
ayuda eficaz para vivirla en plenitud. Desde nuestra experiencia de amor a
María de la Merced, nos empeñamos en difundir y contagiar a todos este amor.
Nos decía el Padre Zegrí: Procuren que
los que se relacionen con la Congregación tengan una auténtica devoción y amor
filial a la Virgen (…). Nuestra Señora de las Mercedes es de todos y para
todos, pues no hay título más dulce, invocación más suave, nomenclatura más
amplia que la merced y misericordia de María.
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