Decálogo de la
Superiora
1.- Sean mujeres
de Dios, dedicando tiempos largos a la oración, pidiendo constantemente al
Señor el don de la sabiduría para discernir en toda ocasión según Dios.
de Dios, dedicando tiempos largos a la oración, pidiendo constantemente al
Señor el don de la sabiduría para discernir en toda ocasión según Dios.
Recuerden: la comunidad no es de ustedes, sino del
Señor. Él les ha confiado cada hermana.
Se hace necesario estar siempre en contacto con Él para apacentar la grey según
Dios (cf. 1P 5, 14).
Señor. Él les ha confiado cada hermana.
Se hace necesario estar siempre en contacto con Él para apacentar la grey según
Dios (cf. 1P 5, 14).
2.- Sean mujeres de escucha y de diálogo,
pues, como indica el mismo término “autoridad”, están llamadas a hacer crecer,
a promover la dignidad de la persona.
pues, como indica el mismo término “autoridad”, están llamadas a hacer crecer,
a promover la dignidad de la persona.
Escuchar es uno de los ministerios más importantes y sanadores que pueden y
deben ejercer las superioras.
deben ejercer las superioras.
Dialogar, por otra parte, es “dejarse
atravesar por la palabra del otro”, intentar ponerse en la situación de la
hermana.
atravesar por la palabra del otro”, intentar ponerse en la situación de la
hermana.
Ni la escucha ni el diálogo son estrategias para
imponer lo que uno cree o piensa. Son medios necesarios para buscar juntos lo
mejor, aún sabiendo que la última palabra la tiene la superiora (cf. VC 43).
Animen a las hermanas a asumir responsabilidades y respétenlas y exíjanlas una
vez asumidas. Promuevan en todo momento una espiritualidad de comunión.
imponer lo que uno cree o piensa. Son medios necesarios para buscar juntos lo
mejor, aún sabiendo que la última palabra la tiene la superiora (cf. VC 43).
Animen a las hermanas a asumir responsabilidades y respétenlas y exíjanlas una
vez asumidas. Promuevan en todo momento una espiritualidad de comunión.
3.- Siéntanse
en camino, mendicantes de sentido, y compañeras de camino de las
hermanas que el Señor les ha confiado;
cercanas a ellas en todo momento, y provocándoles para pasar de lo bueno a lo
mejor, como Jesús hizo con los discípulos de Emaús (cf. Lc 24, 13ss).
Garanticen a las comunidades tiempos y calidad de oración y discernimiento.
en camino, mendicantes de sentido, y compañeras de camino de las
hermanas que el Señor les ha confiado;
cercanas a ellas en todo momento, y provocándoles para pasar de lo bueno a lo
mejor, como Jesús hizo con los discípulos de Emaús (cf. Lc 24, 13ss).
Garanticen a las comunidades tiempos y calidad de oración y discernimiento.
4.- Sean libres, sirviendo a todas, sin
dejarse manipular por ningún grupo de
presión, teniendo siempre el Evangelio, las Constituciones y el bien de las hermanas como “regla” de su
comportamiento. Hacerse, como Pablo, “todo para todos”. Que nada ni nadie les
quite la libertad de actuar según Dios.
dejarse manipular por ningún grupo de
presión, teniendo siempre el Evangelio, las Constituciones y el bien de las hermanas como “regla” de su
comportamiento. Hacerse, como Pablo, “todo para todos”. Que nada ni nadie les
quite la libertad de actuar según Dios.
5.- Sean misericordiosas, como se lo pide el mismo
Carisma mercedario, sin abdicar el servicio
de la autoridad (VC 43), recordando, principalmente con el testimonio de
sus vidas, las exigencias del Evangelio y de nuestra forma de vida.
Carisma mercedario, sin abdicar el servicio
de la autoridad (VC 43), recordando, principalmente con el testimonio de
sus vidas, las exigencias del Evangelio y de nuestra forma de vida.
Desarrollen una pedagogía del perdón. En todo momento
sean instrumentos del amor de Dios que
acoge, corrige y da siempre una nueva oportunidad a quien peca.
sean instrumentos del amor de Dios que
acoge, corrige y da siempre una nueva oportunidad a quien peca.
6.- Sean apasionadas por la vida y misión mercedaria. Trasmitan, a
tiempo y a destiempo, esa pasión a las hermanas. Siembren con entusiasmo, como si todo dependiese de
ustedes, sabiendo que quien hace crecer la semilla es Él (cf. Mc 4, 26ss).
tiempo y a destiempo, esa pasión a las hermanas. Siembren con entusiasmo, como si todo dependiese de
ustedes, sabiendo que quien hace crecer la semilla es Él (cf. Mc 4, 26ss).
7.- Sean centinelas de la mañana. Pongan los ojos en el futuro, anticipen el futuro. Para ello afronten el
redimensionamiento de las entidades en función de la misión y del futuro, hacia
el cual nos empuja el Espíritu.
redimensionamiento de las entidades en función de la misión y del futuro, hacia
el cual nos empuja el Espíritu.
Recuerden que
si bien es verdad que tenemos una gran historia que recordar y transmitir,
también es verdad que tenemos una gran historia por delante que hemos de
construir (cf. VC 110). Enfrenten al
redimensionamiento de presencias como un momento de gracia pascual, para vivir de
un modo más simple y vulnerable, pero también más profético y ciertamente más
propio de servidoras simples y humildes.
si bien es verdad que tenemos una gran historia que recordar y transmitir,
también es verdad que tenemos una gran historia por delante que hemos de
construir (cf. VC 110). Enfrenten al
redimensionamiento de presencias como un momento de gracia pascual, para vivir de
un modo más simple y vulnerable, pero también más profético y ciertamente más
propio de servidoras simples y humildes.
Con sentido de futuro promuevan siempre una misión
compartida con los laicos.
compartida con los laicos.
8.- Sean custodias de esperanza y animadoras, sin descuidar el gobierno, infundiendo ánimo
y esperanza en el corazón de las hermanas, particularmente en los momentos
difíciles.
y esperanza en el corazón de las hermanas, particularmente en los momentos
difíciles.
Sean modelos de las hermanas “en la palabra, en el
comportamiento, en la caridad, en la fe, en la pureza…” (1Tim 4, 12).
comportamiento, en la caridad, en la fe, en la pureza…” (1Tim 4, 12).
No sean simples gestoras de la rutina. No se resignen
nunca a la mediocridad. Hagan memoria constante de las exigencias
radicales del Evangelio que han prometido “observar
fielmente” y de las Constituciones,
médula del Evangelio, que han profesado.
nunca a la mediocridad. Hagan memoria constante de las exigencias
radicales del Evangelio que han prometido “observar
fielmente” y de las Constituciones,
médula del Evangelio, que han profesado.
9.- Sean acompañantes de las hermanas en el camino
de la Formación Permanente. Esta tarea aparece hoy como una de las más
urgentes para la vida y misión.
de la Formación Permanente. Esta tarea aparece hoy como una de las más
urgentes para la vida y misión.
Sin formación permanente nuestra vida se encaminará
hacia un empobrecimiento desolador y no es posible una fidelidad creativa, como
nos pide la Iglesia y el mundo (cf. VC 37), como tampoco puede darse una adecuada formación inicial.
hacia un empobrecimiento desolador y no es posible una fidelidad creativa, como
nos pide la Iglesia y el mundo (cf. VC 37), como tampoco puede darse una adecuada formación inicial.
10.-
Trabajen incansablemente por la
interprovincialidad, futuro de su
fraternidad universal. Ninguna entidad, por rica que parezca, puede
prescindir de las demás.
Trabajen incansablemente por la
interprovincialidad, futuro de su
fraternidad universal. Ninguna entidad, por rica que parezca, puede
prescindir de las demás.
Superen la mentalidad provincialista y, en todo
momento, fomenten la interprovincialidad
y el sentido de pertenencia a la Congregación.
momento, fomenten la interprovincialidad
y el sentido de pertenencia a la Congregación.
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