CELEBRACIÓN DEL DÍA
DE LA MUJER TRABAJADORA
Por qué una celebración del día de la mujer? Parte de la respuesta está en
la historia que originó este reconocimiento derivado de una serie de
reivindicaciones a favor de la igualdad de género, del derecho al voto, al trabajo y al estudio exigiendo las mismas oportunidades que el varón y que debido
a ello, ocasionaron conflictos entre gobiernos, empleadores de trabajo, instituciones sociales y otros no exentas
muchas veces de violencia y muerte.
Si nos fijamos en el valor de este mes que es la VERDAD, nos daremos cuenta de que no siempre lo que expresamos de
boca va en consonancia con la verdad. Nos gusta quedar bien ante los demás y en
relación al género, decimos que todos tenemos los mismos derechos y
oportunidades pero no se ve así en la realidad. Aún hoy en día, las mujeres
perciben en igualdad de condiciones profesionales, un salario inferior al
hombre. En la política están emergiendo lentamente pero todavía hay muchas
resistencias y no digamos a nivel de Iglesia dirigida desde siempre por los
hombres. Jesús rompió muchos esquemas de su tiempo al admitir entre sus
seguidores a las mujeres y a los pobres. Las primeras estaban proscritas y no
tenías apenas derechos más que los propios de su género que consistían en
concebir, cuidad los hijos y ocuparse de
las tareas del hogar . No se les permitía estar en el Templo junto a los
hombres sino en un espacio propio y alejado .
Tampoco entablar conversación en público ni con ningún hombre que no
fuera de la familia. Aceptó incluso a mujeres consideradas con un reputación
dudosa como María Magdalena” de la que había echado siete demonios” ( Mc. 16,9)
; se le vio hablando con una samaritana, algo prohibido por los judíos que
estaban enemistados con ese pueblo. Lo mismo podemos decir de los pobres,
siempre le seguían y él nunca los rechazó, al contrario, eran sus preferidos.
En contraste con las autoridades judías, entre ellos levitas y fariseos que
eran la élite de la religión judía, Jesús, el Maestro, iba siempre acompañado
de mendigos, pobres, mujeres, enfermos, niños…
Qué le faltaba a la sociedad de entonces y qué nos falta aún a nosotros en
pleno siglo XXl? Vivir en la verdad. “Conocerán la verdad y la verdad les hará
libres” ( Jn. 8,32) Dejamos de vivir en la verdad cuando enmascaramos nuestros
actos con palabras huecas aún siendo importante lo que digamos. Faltamos a la
verdad y somos esclavos de nuestras acciones cuando no hay coherencia entre lo
que decimos y lo que hacemos.
Dejemos que Dios nos envuelva en su Palabra para recobrar el sentido propio
de la misma, aceptando sin discriminar a quienes aún consideramos de una escala
social inferior: mujeres, pobres, niños, migrantes, incultos… Sólo entonces,
podremos sentir que somos parte esencial de los seguidores de Jesús que no sólo
aceptan su Palabra, sino que la viven con todas sus consecuencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario