La seducción por Jesús es la experiencia fundante que define toda experiencia cristiana y que va marcando el itinerario creyente de la Iglesia universal. En el contexto de la fiesta de la presentación del Señor en el templo, nos hacemos testigos de forma especial, de la manera en que la Vida consagrada la vive y la expresa desde su consagración. Para los religiosos, religiosas y miembros de Institutos seculares sentirse seducidos por Jesús se convierte en el horizonte utópico que los guía a través de un compromiso vital, encarnado en la profesión de los votos, dentro de la historia concreta de un carisma. Hoy en medio de los grandes desafíos que nos plantea nuestro mundo, la causa de la Justicia y de la Paz cuestiona y compromete nuestro compromiso cristiano. Desde esta llamada los hombres y mujeres seguidores de Jesús en la Vida consagrada un año más renuevan su Consagración en este marco de la utopía, de la esperanza y de la responsabilidad, que es ver al Señor en el templo de la historia y sentirse mensajero y ofrenda de su Palabra. Junto a la vida consagrada sintámonos todos hoy compañeros y compañeras de camino en la misma tarea de construir la Paz por el sendero de la Justicia (Is.32,17)
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