Nuestra congregación está cargada de innumerables rostros.
•Rostros de mujeres consagradas, cautivadas por el espíritu de la Merced y de la liberación.
•Rostros de niños y jóvenes que han encontrado en la vida de las hermanas, las entrañas de una madre que sabe educar, formar y guiar.
•Rostros de mujeres sin nombre, abandonadas y maltratadas, que han encontrado en el corazón de la hermana mercedaria, un espacio de escucha y de consolación.
•Rostros de enfermos, sumergidos en la soledad y el abandono, soñando para sus vidas la salud y la dignidad, rostros de hombres y mujeres que sufren condena en las cárceles.
•Las hermanas Mercedarias de la Caridad, han sido para estos rostros, mujeres cogidas desde dentro por la gracia de Dios y enviadas por el Señor de la Historia a dar cumplimiento a tantos sueños irrenunciables. Mujeres llenas de vitalidad e impulso creador.
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